Manuel Agustín Aguirre
En conmemoración a Salvador Allende y su incansable lucha por una sociedad más justa, reproducimos el discurso realizado por el histórico rector de la Universidad Central del Ecuador y fundador de su Facultad de Ciencias Económicas, realizado en la Casa del Obrero el 11 de septiembre de 1974 en Quito.
Nos hemos reunido en esta grande y multitudinaria asamblea nacional, con el objeto de condenar, una vez más, ante el Ecuador, América y el mundo, el golpe fascista que derrocara, cobarde y traidoramente, al Gobierno constitucional y popular de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973; recordar y exaltar su muerte heroica y la de cientos de dirigentes de los partidos que conformaban la Unidad Popular; a los miles de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales, que resultaron asesinados en las fábricas, en las minas, en las poblaciones, en las universidades, en el campo, en las calles y plazas, en el más monstruoso genocidio que ha conocido la historia de América Latina; a los que mueren diariamente, en medio de torturas inhumanas, en los campos de concentración; y para unirnos también con nuestro espíritu a los hombres y mujeres de Chile, al pueblo chileno, que ha comenzado su resistencia contra la negra bestia fascista de Pinochet y más generales de la traición. Le queremos decir al compañero Allende y a todos los compañeros caídos, encarcelados, torturados, que su sangre y su dolor no será en vano; que su ejemplo está cavando cada día más hondo en la conciencia de los pueblos de nuestro Continente; que procuraremos ser dignos del legado revolucionario que nos dejarán como patrimonio; que ellos escribieron las primeras páginas de la historia y nuestros pueblos escribirán el resto; que se abran las alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor, la sociedad socialista.
CHILE EN AMÉRICA
Y es que el caso de Chile no es algo aislado, ajeno, que haya que mirarlo desde fuera y como simples espectadores, sino que es una cosa nuestra, que nos duele íntimamente, que nos traspasa y nos desgarra. El cuerpo destrozado de Chile es nuestro propio cuerpo; la sangre que mana de las venas abiertas de Chile es nuestra propia sangre; el salvajismo que borrara todos los derechos humanos y hiere lo más íntimo de la dignidad humana, lastima nuestra propia dignidad de hombres. La lucha que se realiza en América Latina entre el imperialismo y sus secuaces las oligarquías nativas y las grandes masas trabajadoras, no es de carácter nacional sino continental; la lucha de clases que alcanzara su más alta expresión en Chile, es latinoamericana y mundial; hoy que los grandes pulpos de las empresas multinacionales o supranacionales, extienden y entretejen sus tentáculos para estrangular al mundo, es la hora que el proletariado latinoamericano y mundial, practique más que nunca el internacionalismo proletario. Hoy se juega en todas partes y sobre todo en América Latina la ineludible alternativa: revolución o contrarrevolución, fascismo o socialismo. Y no hay manera de quedarse neutral ni colocarse en el centro, en medio, porque se cae en la traición.
LA MENTIRA FASCISTA TRATA DE JUSTIFICAR EL GOLPE DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Desde el golpe del 11 de Septiembre, que constituye una de las fechas más nefastas de la historia de Chile y su página más sangrienta, tanto la Junta Militar fascista, como las agencias noticiosas proimperialistas y toda la canalla reaccionaria, han tratado en vano de buscar alguna justificación a tal hecho, condenado por la conciencia universal. Se ha hablado, en todos los tonos, del fracaso de la gestión económica de la Unidad Popular, de la anarquía y el caos; se ha hablado del «totalitarismo comunista» que Allende trataba de imponer en Chile y el famoso Plan Z, por el cual se intentaba asesinar a todos los generales del Ejército. En esta breve intervención deseamos dejar, una vez por todas, en claro la verdad de los hechos, continuamente mistificados y tergiversados por los discípulos de Goebbels.
LA ETAPA CONSTRUCTIVA Y EL TERRORISMO ECONOMICO DE LA REACCION
El 4 de Septiembre de 1970, un pueblo unido, de una larga y fuerte tradición democrática, triunfó en las elecciones y elevó a la Presidencia de la República a un marxista declarado, al socialista compañero Salvador Allende. Dentro del mismo marco constitucional y legal, se inició la realización del programa de la Unidad Popular, nacionalizando la gran minería y sobre todo el cobre en manos de las grandes empresas supranacionales como la Anaconda y la Kennecott, que se habían llevado del país cuatro mil millones de dólares, mientras su inversión inicial no pasaba de treinta millones, como lo dijera Allende en la ONU, explotando al máximo las riquezas naturales y a los trabajadores chilenos; igual cosa sucedió con la ITT, que tiene prendidas sus garras en noventa países, explota medio millón de trabajadores y cuyos ingresos son mayores que la renta nacional de Chile; se estatizaron numerosos bancos monopolizadores del crédito y que estrangulaban la economía chilena, así como algunas industrias monopolistas y estratégicas, que pasaron a formar parte de la área social; se profundizó la reforma agraria, destruyendo los latifundios y entregando en poco tiempo más tierras a los campesinos que durante todo el período de Frei. La tasa de crecimiento económico subió considerablemente junto con la redistribución del ingreso; el salario real aumento mientras se controlaban los precios; la carne y la leche, sobre todo para los niños, llegó a los hogares populares; las conquistas sociales se ahondaron y ampliaron; la esperanza y la alegría iluminaron las caras de los hombres y mujeres de Chile, que habían comenzado a construir su propio destino.
No fue el fracaso de la gestión económica de la Unidad Popular, ni la anarquía y el caos, los que prepararon el golpe del 11 de Septiembre, sino precisamente lo contrario, su éxito inicial. En primer lugar, hay que anotar que no se trataba de una economía socialista, como ha querido decirse, sino de una gestión dentro de los marcos capitalistas, que intentaba abrir cierta vía hacia el socialismo, con la organización del área social. En segundo lugar, fue el terrorismo económico de la reacción el que se impuso desorganizar y sabotear la economía: fuga de capitales al extranjero sembrando el pánico económico; la resistencia a la inversión con el fin de paralizar las actividades productivas; acaparamiento de los bienes de consumo para producir la escasez artificial y el mercado negro, trasladando los capitales al campo de la especulación para obtener ganancias inverosímiles; aprobación por el Congreso de presupuestos desfinanciados, etc., etc. Desde el exterior, se restringen o mejor suprimen los créditos, sobre todo desde que Allende, autorizado por el Congreso, se niega pagar indemnizaciones a la Anaconda, Kennecott, por ganancias indebidas que pasaban del 50%, lo que determina que Nixon disponga directamente la negativa de todo préstamo a los bancos internacionales y privados. A esto se agrega la caída del precio del cobre, debido a las mismas maniobras imperialistas, lo que significa un grave golpe a la economía chilena. No fue, como hemos dicho la gestión económica de la Unidad Popular la que desorganizó la economía y produjo la inflación, sino el bloqueo y el sabotaje permanente, que, aunque un tanto sofisticado, es tan duro y cruel como el que se impusiera al pueblo cubano. Naturalmente, este terrorismo económico no sólo tenía por objeto destruir la nueva estructura económica sino desconcertar y desviar a los sectores medios que respaldaban a la Unidad Popular, hacia la oposición y la reacción.
EL TERRORISMO POLITICO
No hay ni siquiera que hablar de la doble farsa del «totalitarismo comunista» ni el «Plan Z». Jamás hubo un Gobierno en el que las libertades y los principios democráticos fueran más completos, como el de Allende. No hubieron presos políticos, ni torturas, ni asesinatos, ni destierros como ahora. Se respetó al máximo la vida y la dignidad del hombre. Los medios de comunicación jamás fueron limitados en su permanente campaña de calumnia e insultos contra el Presidente y sus colaboradores. Precisamente, este respeto absoluto a la legalidad, por la cual inclusive dio su vida Allende fue su talón de Aquiles. El mantenerla mientras el enemigo había pasado a la insurrección, al empleo de la violencia contrarrevolucionaria, abrió vía ancha al golpe fascista del 11 de Septiembre. En cuanto al Plan Z sólo es producto de la mente terrorista profesional de la CIA; pues a la sombra de una solapada Ley de Requisición de Armas, los militares golpistas pudieron constatar que los trabajadores se hallaban desarmados. Por eso pudieron imponer su monstruoso genocidio con absoluta impunidad.
LAS VERDADERAS CAUSAS DEL GOLPE
Nadie puede dudar de las verdaderas causas del golpe fascista del 11 de Septiembre: la defensa de la llamada «sagrada propiedad» de las grandes empresas monopolistas internacionales y nacionales, de los privilegios de la gran burguesía foránea y nativa; el desafío al poderoso imperio norteamericano, al que todos deben inclinarse y someterse. ¿Cómo podía un pueblo pequeño, perdido entre los Andes, oponerse al coloso dominador, dueño y señor de nuestros destinos? Cuba, había utilizado y con razón, la violencia. Ahora el pueblo chileno le estaba ganando la partida al imperialismo, utilizando el mismo juego democrático. Y esto no podía tolerarse. Fue el imperialismo norteamericano, las compañías multinacionales, el Pentágono, la CIA, Nixon, Kissinger, los que organizaron y dieron el golpe fascista. No fue un azar que parte de la armada norteamericana estuviera enlos mares de Chile ni que los aviadores acróbatas bombardearan La Moneda. Las Fuerzas Armadas chilenas no han sido sino un instrumento en manos del Coloso del Norte. Este, al comienzo, enviaba directamente a sus marines; luego comprendió que le resultaba mejor y menos costoso, organizar, armar y entrenar a los ejércitos latinoamericanos, a fin de transformarlos en instrumentos de sus tropelías. La Junta Interamericana de Defensa no es otra cosa que la integración de los ejércitos latinoamericanos a la estructura del Pentágono. Los tales jefes supremos militares como el de Chile, no son otra cosa que sirvientes, lacayos y esbirros del imperialismo. No hay que olvidar el Informe de Rockefeller, enviado por Nixon a tomar el pulso al volcán revolucionario de América Latina y sus consejos acerca de la utilización de los militares latinoamericanos, como la única fuerza idónea para mantener el statu-quo, el dominio indiscutible del imperio sobre nuestro Continente.
EL FASCISMO SE EXTIENDE EN AMERICA LATINA COMO UNA GRAN MANCHA DE SANGRE
El fascismo que se extiende en la América Latina como una gran mancha de sangre, no es una simple frase retórica sino una realidad. El ascenso del fascismo europeo fue el producto de la crisis mundial del sistema capitalista luego de la primera guerra y una respuesta a la revolución socialista rusa y el despertar de las masas trabajadoras agudizado por las crisis del 29-33. El fascismo actual es una nueva respuesta del imperialismo, especialmente norteamericano a una nueva y permanente crisis de la economía y el estado burgués democrático. El formidable crecimiento técnico científico, lo que se llama la revolución científico-técnica, con el desarrollo de las fuerzas productivas, ha engendrado nuevas formas empresariales como las supranacionales, a las que nos hemos referido. Esto ha conducido a una mayor contradicción entre la socialización cada vez más acentuada de la producción y la apropiación privada de los medios de producción y sus productos. Esta crisis ha traído en los Estados Unidos, la baja del dólar, la inflación incontrolable, la desocupación, la negación de los valores democráticos y morales como en el caso de Watergate, etc.
Esta crisis mundial ha repercutido más duramente en la América Latina: baja producción y disminución de la tasa de crecimiento; una mayor desigualdad en la distribución de los ingresos; una inflación ascendente que produce la inseguridad de los trabajadores; bajo consumo de energías, enfermedad, miseria, analfabetismo. En lo político, la crisis del Estado oligárquico, la frustración del Estado burgués moderno y la marcha hacia un Estado corporativo. En lo social, la acentuación de la lucha de clases, que se expresa en continuas huelgas, en las luchas estudiantiles y más de carácter popular.
EL FASCISMO, RESPUESTA DEL IMPERIALISMO EN CRISIS AL ASCENSO DE LAS MASAS TRABAJADORAS Y EL SOCIALISMO
Después de la revolución socialista cubana, que inicia una nueva etapa en la historia de América Latina; luego del fracaso del populismo; del desarrollismo de Alianza para el Progreso, que se plantea como alternativa al socialismo; y de algunos intentos de tecnocratismo militar nacionalista y burgués, no le queda al imperialismo y la reacción nacional e internacional, otro recurso que utilizar el fascismo. El fascismo es la respuesta del imperialismo en crisis al ascenso de las masas trabajadoras y el socialismo.
El fascismo comienza su acción y su expansión desde el Brasil, con el derrocamiento del Gobierno de Goulard y la organización de un nuevo orden que consiste en abrir las puertas de par en par a los capitales norteamericanos y presentar su desarrollo en tierra brasileña, como un modelo de desarrollismo para América Latina. Cuando las masas bolivianas tratan de organizar una Asamblea del Pueblo, una especie de poder popular, derrocan a Torres, quien había pronunciado, además, algunas palabras imprudentes en una reunión de la JID, y exaltan al fascista Banzer. Igual cosa acontece en el Uruguay. Actualmente el fascismo brasileño se halla empeñado en lanzar a los sectores militares fascistas de Argentina a dar un nuevo golpe y lo mismo tratan de hacer en el Perú y el Ecuador, donde el Gobierno parece abrirse hacia la derecha fascista.
EL FASCISMO EN CHILE Y EL ROSTRO DEMENCIAL DE HITLER
En Chile el fascismo ha tomado sus características más precisas y definidas, por sus antecedentes concretos que nunca dejaron de existir. En la época del nazismo hitleriano ya miles de chilenos pardos formaban una colonia nazista, muchos de los cuales eran grandes terratenientes, empresarios industriales y habían penetrado en los altos puestos del Ejército. Cuando la derrota del nazismo en Alemania, inclusive altos jerarcas vinieron a radicarse en Chile. Hoy los principales dirigentes de la Junta Militar chilena provienen de estos chilenos pardos. Son numerosos para citarlos. Basta con el nombre del General Pablo Schaffhauser, que para vergüenza y escarnio se halla de Embajador en nuestro País, donde está empeñado en la organización de las fuerzas fascistas ecuatorianas. Este nazista debe ser expulsado del Ecuador por extranjero pernicioso y con ello romper las relaciones con el Gobierno fascista de Chile. Por lo demás, quien lea los discursos, los decretos, las declaraciones de la Junta Militar fascista chilena, puede encontrar que son la copia fiel de lo que dijera e hiciera el nazismo. Allí está vivo el rostro demencial de Hitler.
LAS DICTADURAS MILITARES FASCISTAS ACTUALES SON CUALITATIVAMENTE DIFERENTES DE LAS TRADICIONALES EN AMERICA LATINA
Es cierto que el fascismo no es totalmente nuevo en nuestra América Latina; pues mucho de ello hay en esos tiranos dementes y genocidas como Juan Vicente Gómez, los Trujillo, Somoza, Batista; pero no hay que confundirlos con las dictaduras fascistas actuales, que son cualitativamente distintas. Ya hemos hablado de las condiciones económico- sociales que las determinan. En una conferencia dictada al efecto, he hecho un análisis detenido. Basta recordar ahora que la dictadura totalitaria fascista tiene como instrumento fundamental el genocidio; su odio mortal contra los trabajadores, a los que trata de esclavizar y subyugar, reduciendo sus salarios para beneficio del gran capital; el odio a las clases y la lucha de clases, que trata de escamotear con la lucha de razas y la organización de las corporaciones en las que se mete en el mismo saco a los patronos y trabajadores, que es lo que se está haciendo en aquellos países citados, o sea la organización del estado corporativo; su odio brutal al marxismo, al socialismo y comunismo; su repudio y destrucción de la cultura como ha sucedido en Chile con el incendio de libros en las bibliotecas y las calles y plazas y el asesinato de intelectuales y entre ellos el gran poeta Pablo Neruda.
LA RESISTENCIA
Pero frente al fascismo se levanta la resistencia que comienza en el mismo momento en que Allende armado de un fusil-ametralladora, se enfrentó a los generales de la traición y cuyo testamento fue cambiar el voto por el fusil, dándonos ejemplo de cómo hay que luchar contra el fascismo; la resistencia comenzó cuando los fusilados morían cantando y vivando a la revolución como Victor Jara; cuando en las fábricas los obreros desarmados se enfrentaban a los sayones; cuando se cantara La Internacional en el entierro de Neruda; cuando en las poblaciones las mujeres chilenas morian levantando los puños contra los aviones asesinos. La resistencia crece en Chile en todo lugar y en todas partes. Los trabajadores que en un momento determinado fueron los creadores originales de un poder popular con la organización de los cordones industriales, las comunas populares, hoy están desarrollando nuevos mecanismos necesarios para la lucha y la resistencia antifascista. Las masas, esta fuerza poderosa ha comenzado a actuar, a moverse subterráneamente, llenando de pavor a los «valientes» generales de la traición. El pueblo ha sido desangrado, pero no vencido. Ha comenzado una nueva etapa de lucha. Ahora se inicia en Chile la verdadera revolución. El golpe fascista del 11 de septiembre ha destruido algunos mitos aclarando la conciencia de los trabajadores chilenos y de todo el Continente: el mito de la democracia burguesa representativa, que la burguesía nacional e internacional arroja como un trapo sucio cuando ya no sirve para cubrir sus intereses y sus privilegios; el mito de la burguesía progresista y antimperialista; de los ejércitos neutrales y la «vía pacífica» que ha terminado en un lago de sangre. El proletariado latinoamericano y chileno saben que ya no existen sino dos salidas: FASCISMO O SOCIALISMO.
Pero el fascismo está condenado de antemano, por más sangre y violencia que desencadene, por las leyes mismas de la historia. El porvenir se halla encarnado en las masas trabajadoras y será un porvenir socialista. Cuando el fascismo es barrido de sus últimos reductos en el viejo continente como en Portugal y Grecia, no se lo puede implantar en la América Latina, por más que el imperialismo utilice todos sus medios. El fascismo será vencido. No pasará.
NUESTRAS TAREAS EN LA RESISTENCIA
Pero nosotros tenemos también una obligación y un deber que cumplir. La resistencia no ha de ser sólo chilena sino latinoamericana y ecuatoriana. Tenemos que luchar contra el imperialismo especialmente norteamericano; contra las compañías supranacionales que explotan nuestros recursos naturales y se llevan nuestro petróleo, que es la sangre y el sudor de los trabajadores ecuatorianos, contra el ala fascista de las Fuerzas Armadas; contra los grupos nazistas, los S.S., que con sus capas rojas y negras se agrupan en Tradición, Familia y Propiedad, las Brigadas Anticomunistas del Ecuador (BAJ) y más grupos nacional-socialistas que trabajan en conexión con los fascistas de Chile y el Brasil.
LA NECESARIA UNIDAD DE LA IZQUIERDA Y EL PUEBLO
Es indispensable borrar, en lo posible, nuestras discrepancias y diferencias, para identificarnos en el objetivo esencial: combatir, derrotar y destruir al fascismo. Obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, hombres libres laicos y religiosos, como el Obispo de Riobamba que ha venido a prestar su respaldo a la causa de Chile, todos debemos unirnos como una sola voluntad de lucha y de triunfo. No hay que olvidar que el fascismo no establece diferencias ni matices cuando hay que encarcelar, torturar y asesinar. Chile y el socialismo vencerán.