Christian Orozco[1]
La expresión «república bananera» fue acuñada por el humorista y escritor estadounidense O. Henry a principios del siglo XX en su obra Cabbages and Kings. Con el tiempo se a generalizado para referirse a países que se caracterizan por ser pobres —o empobrecidos—, corruptos, inestables y con economías notoriamente endebles.
Es innegable que muchos de estos adjetivos son aplicables para caracterizar la situación actual del Ecuador. Y es que sin ser miopes a los factores estructurales que resultan de su posición como país periférico-dependiente en la división internacional del trabajo, es evidente que los gobiernos de Lenin Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023) han contribuido significativamente al constante deterioro de las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano. Esto se ha manifestado en un aumento notorio de los niveles de pobreza, tasas extremadamente elevadas de delincuencia y homicidios (como se puede observar en la Figura 1), una reducción alarmante en el presupuesto destinado a la salud y la educación, así como un crecimiento notable de la precariedad laboral, etc.
Figura 1. Número de homicidios intencionados cometidos por cada 100.000 habitantes en Ecuador
Fuente: Elaboración propia a partir de Statista (2023)
En este contexto, el próximo 15 de octubre de 2023 se llevará a cabo la segunda vuelta de las elecciones anticipadas. Anticipadas debido a que Guillermo Lasso, quien se encontraba en medio de un juicio político por presuntos delitos de corrupción, decretó lo que se conoce como muerte cruzada. Esta es una figura legal existente en Ecuador que permite al ejecutivo y legislativo disolverse mutuamente de forma anticipada con el fin de convocar a elecciones. En las que, como una repetición del pasado sufragio electoral de 2021, el correísmo se enfrentará en las urnas a uno más de los representantes de la lumpemburguesía ecuatoriana.
Daniel Noboa es el hijo de Álvaro Noboa, una de las personas más acaudaladas y notorias por evadir impuestos en el país. El conglomerado empresarial Noboa, de hecho, mantiene una deuda con el fisco que supera los noventa millones de dólares. Álvaro Noboa ha postulado a la Presidencia del Ecuador en cinco ocasiones y ha llegado al balotaje en tres de ellas. Además, existen acusaciones públicas de abusos contra los trabajadores en el sector bananero relacionados con sus empresas, aunque, como es común en estas latitudes, estas denuncias rara vez se difunden ampliamente en los medios de comunicación del capital. Para obtener una comprensión más completa de las condiciones laborales en este sector, las cuales solo pueden describirse como deplorables y similares a prácticas cercanas a la esclavitud, se recomienda consultar el libro de acceso libre publicado en 2022 titulado Estado del banano en Ecuador: acumulación, desigualdad y derechos laborales (https://n9.cl/cievb).
Y, aunque como dice La Biblia, los hijos no deben pagar por los «pecados» de sus padres, es evidente que la posición y la conciencia de clase de Daniel Noboa están claramente alineadas con los intereses de la burguesía, en particular con la tradicional oligarquía agroexportadora y financiera del país.[2] Esto se manifiesta de manera destacada en sus declaraciones sobre los posibles ministros que integrarían su gabinete en caso de llegar a la Presidencia, nombres que tienen vínculos directos con los intereses empresariales del país. Asimismo, su deseo de hacer a Ecuador más competitivo (https://n9.cl/lsv4g), y su intención de ofrecer «incentivos fiscales» a las empresas para fomentar la creación de empleo son señales claras de su orientación económica. Sin embargo, todas estas posturas quedan en segundo plano cuando consideramos las declaraciones contundentes realizadas públicamente por Verónica Abad, quien es el binomio de Daniel Noboa en la candidatura a la Vicepresidencia. Sus afirmaciones arrojan aún más luz sobre la dirección que podría tomar un eventual gobierno encabezado por Daniel Noboa.
En sus propias palabras: «Sí tenemos que privatizar un seguro social para que la salud sea privada para los ecuatorianos. Para los que no tienen o son pobres se hace los vouchers… Para que la gente pobre diga yo me quiero ir al doctor de la clínica… Las empresas sufren mucho con el pago del seguro social de sus empleados… Es decir, desestatizar» (https://n9.cl/vgxsz). Nada nuevo bajo el sol, las recetas de siempre que han constituido históricamente los sueños húmedos de las lumpemburguesías vendepatrias del continente.
En este contexto, es importante recordar que en la primera vuelta electoral celebrada el pasado 20 de agosto de este año, Luisa Gonzales, candidata de la Revolución Ciudadana, obtuvo el 34% de los votos, mientras que Daniel Noboa alcanzó el 23%. En tercer lugar, con un 16% de los votos, se ubicó Cristian Zurita, quien fue el candidato sustituto en lugar del fallecido Fernando Villavicencio (ver Figura 2).
Figura 2. Resultados finales en las elecciones generales para presidente en Ecuador
Fuente: Elaboración propia a partir de la CNE (2023)
Efectivamente, el nombre de Fernando Villavicencio evoca un elemento inusual que ha irrumpido de manera sorprendente en la vida política del país: el magnicidio de Fernando Villavicencio, uno más de los candidatos de la derecha a la presidencia, por decir lo menos, en extrañas circunstancias. Este acontecimiento arroja sombras de incertidumbre sobre el panorama político ecuatoriano y, sin lugar a duda, tendrá un impacto en las próximas elecciones y en el futuro inmediato del Ecuador.
En primer lugar, es importante destacar que las mafias han adquirido un papel predominante no solo en las cárceles, sino también en las calles y en el conjunto del aparato del Estado ((https://n9.cl/84dvp). Este fenómeno plantea un desafío significativo, ya que será extremadamente difícil revertirlo en el caso de que el próximo gobierno cuente con la voluntad y la fortaleza política necesarias para abordar este problema. Esto requerirá medidas tácticas y estratégicas por parte del gobierno para enfrentar estas influencias ilícitas y restaurar la seguridad en el país.
En segundo lugar, este asesinato significó un golpe de fortuna para la derecha, puesto que, desde distintas fuentes, incluido el presidente en funciones en ese momento, realizaron insinuaciones aventuradas sobre la posible implicación del correísmo en este violento suceso. El presidente Guillermo Lasso, en una alocución nacional, declaró que «el Estado está firme, y la democracia no claudica ante la brutalidad de este asesinato, no le vamos a entregar el poder y las instituciones democráticas al crimen organizado, aunque esté disfrazado de organizaciones políticas…» (https://n9.cl/8r1bg). Estas declaraciones adquieren un matiz particular, dado que la propia familia de Villavicencio ha atribuido la responsabilidad del asesinato al Gobierno de Lasso (https://n9.cl/knq49).
En tercer lugar, es evidente que el Estado ha perdido el monopolio de la violencia legítima, una situación que comenzó a hacerse más evidente desde el momento en que el presidente Lasso autorizó la libre tenencia y porte de armas, así como cuando aprobó el Decreto Ejecutivo 707. Este decreto reformó el Reglamento a la Ley de Vigilancia y Seguridad Privada, lo que implicaba que los guardias de seguridad, empleados de empresas privadas, tendrían la obligación inmediata de «colaborar» con la Policía Nacional en labores de vigilancia y seguridad en las calles (https://n9.cl/c6b4m). Esto equivale, en la práctica, a un proceso de privatización de la seguridad ¿pública? en toda regla.
En conclusión, se puede afirmar que el bloque de poder dominante en Ecuador sigue reproduciéndose, a pesar de las contradicciones que puedan existir en su interior, y en la actualidad, ve en Daniel Noboa júnior un aliado político clave. Sin embargo, está por ver si después de las elecciones esto se modifica. Por lo tanto, es bastante previsible que, al igual que ocurrió en 2021, los candidatos de la derecha —y de la izquierda caviar— respalden la candidatura del empresario bananero, ya sea con mayor o menor efusividad y ahínco.
Con la perspectiva que solo pueden proporcionar los años, es importante reconocer que el proyecto de «descorreizar» al país, impulsado por la lumpemburguesía criolla y sus aliados, no ha tenido el éxito completo que buscaban. Por un lado, a pesar de los errores internos y los embates externos contra el movimiento, sigue existiendo una base de votantes muy considerable que apuesta con un halo de nostalgia por retorno del Estado social que desarrolló Correa. Por otro lado, la derecha sigue siendo hábil en aprovechar la polarización y la dicotomía amigo-enemigo —blanco-negro—, que plantea la disyuntiva social y política entre el correísmo y el anticorreísmo. Esto le permite dirigir sus ataques de manera más directa y efectiva.
¿Estamos a punto de pasar de la no república a la banana republic? ¿Volverá a ser ocupado el sillón presidencial de Carondelet por un capitalista? ¿Se superarán las diferencias y rencillas entre el movimiento indígena y el correísmo?… Solo el tiempo, la guerra de clases y el devenir de los acontecimientos podrán responder a estas interrogantes.
* Publicado en: Nuestra América XXI. Desafíos y Alternativas. n° 84 octubre. Boletín de coyuntura del grupo de trabajo de CLACSO «Crisis y Economía Mundial».
[1] Ecuador. Integrante del Grupo de Trabajo CLACSO Crisis y economía mundial. Doctor en Economía. Docente e investigador en el Instituto de Investigaciones Económicas y en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central del Ecuador. Editor general de la Revista Economía.
[2] Desde una perspectiva marxista, no podemos pasar por alto que los recursos de Noboa junior heredados de su padre no son más que trabajo no pagado y acumulado año tras año de sus trabajadores.